Es de una inutilidad absoluta pretender subsidiar el precio de la harina, ya sea vía molinos, como pretendía Roberto Feletti o vía panaderías, como parece ser que busca Matías Tombolini. Ambos mecanismos son deficientes, inútiles, burocráticos y corruptos.
Subsidiar el precio de la harina, es absurdo. Nada te garantiza que el subsidio llegue al precio del pan, no todos necesitamos un pan con precio subsidiado, las panaderías no tienen estructura ni espalda financiera para acceder a los subsidios y es imposible controlar los fondos.
Cuando #Feletti anunció el #FETA, alertamos el mecanismo de corrupción y desvío de fondos públicos a Molinos Cañuelas, vaya uno a saber a cambio de que y lo llevamos a la justicia (https://cutt.ly/ACir3Gu). El tiempo demostró lo que decíamos, el precio del pan se duplicó y el Estado perdió plata. En realidad los productores perdieron, porque fueron quienes vía retenciones financiaron el #FETA.
Ahora el subsidio que plantea #Tombolini a las panaderías, también va a ser un rotundo fracaso y un foco de corrupción, tal como lo anunciamos desde Coalición Cívica – AGRO.
Si realmente pretenden ayudar a quienes no tienen recursos para «comprar pan», bien pueden vía #TarjetaAlimentar, subsidiar parte del monto que aquellos que hoy lo necesitan, gastan en pan. Es directo, sin intermediarios, eficiente, equitativo y sobre todo, SE PUEDE CONTROLAR.
También Sergio Massa podría (debería) controlar la inflación, que es la madre de todos los problemas o bien, eliminar impuestos; ya que es el Estado que se queda con prácticamente la mitad de todo lo que consumimos. En pan, particularmente, es un 25%.
¡Basta de versos y curros!